Carta a la niña Ñañis

Daniela Tejas Miguez
3 min readApr 30, 2021

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Ñañi,

Te escribo desde la que somos en los veintinueve años.

Sí, ahora así te dice la gente que te ama. ¿Se siente bien el corazón cuando escuchas eso, no crees? Tienes que saber que ahora hay mucha gente que te dice así, que en realidad es una muestra de que tienes mucha gente que te ama. Yo sé que ahora no suena a una meta muy atractiva, “tener muchas personas que te aman”, pero te aseguro que es hermoso y es suficiente.

Te escribo porque necesito recordarte y de alguna manera, saber que lo que hiciste estuvo bien. Que no estaría aquí, escribiendo esto, si no fuera por ti.

Ha tomado un significado nuevo eso de tener amor en tu vida, ya verás. Me parece importante decirte que a pesar del caos, de las huidas, de los impulsos por irte de tu casa, de todo eso que te empujo a lugares insospechados…. vas a regresar a tu casa y vas a estar bien. Ahora sé con seguridad que nunca dejaremos de ser esas que escriben en cajas de cartón sus horarios y sus tiempos para leer. Me llena de ternura pensarnos así, desde siempre y a través de los años. Ahora veo esos cajones y sé que hemos llegado o vamos hacía el lugar correcto.

Cuando pienso en cómo aprendimos a aprender, cómo nos enseñaron a leer y a escribir, qué significa la escuela para nosotras, se me hace chiquito el corazón: todo el rigor que nacía desde adentro de nosotras, toda la disciplina que nos exigimos, toda la estructura que hubo, el poco espacio para jugar y para disfrutar. Me acuerdo de las miles de planas que teníamos que hacer de tarea, me acuerdo de los peinados apretados que nos dejaban los ojos aún más chiquitos y nos dejaban con dolor de cabeza, me acuerdo del uniforme, siempre perfecto e incómodo, y del maldito cuadro de honor.

Pero, ¿sabes qué? También me acuerdo de toda la colección de libros del Barco de Papel , de la felicidad que siempre nos ha dado estar en las bibliotecas, de los colores de los plumones y de que cada uno significa algo (aún con los años), de lo bonitos de nuestros cuadernos, de la emoción que sientes de regresar a leer un libro después de la escuela, de que siempre había 5 minutos más para terminar ese capítulo que no podíamos dejar para el otro día. Me acuerdo lo contenta que te sentías de ir los domingos a la librería con papá, de cómo devorabas libros, aún esos que eran de *adultos*.

Leer siempre fue, y será, refugio, aventura, viajes y placer, te lo aseguro. Lo digo como recuerdo pero también como deseo, casi como hechizo, para que nunca deje de ser así y nunca se nos olvide que así es.

Te cuento que ahora tienes tu propia biblioteca, llena de historias maravillosas, y que tú misma eres una escritora. Ya sé que suena raro, yo a veces no me lo creo, pero así es. Las palabras, las letras, los cuadernos llenos de apuntes, las páginas en blanco de una libreta nueva, las cartas, las notas en el celular… todo eso sigue dándonos tanta felicidad. Se siente bien saber que de alguna forma somos amigas gracias a eso, que permanece nuestro sueño de escribir, de leer y de conocer a través de las palabras. Que todo ha cambiado tanto y sin embargo, eso permanece y nos une, como un hilito invisible que no se puede romper nunca.

Ahora, después de escribir esto, me doy cuenta de que te extraño. Extraño leer sin metas y sin pretensiones. Extraño escribir para sacar, para aprender, para depurar, para imaginar, para llorar, para hacer memoria, para sanar y para hacerle sentido a todo esto que la mayoría del tiempo parece que no lo tiene. Extraño ir a la librería con papá y salir de ahí con la certeza de que todo iba a estar bien porque tenías un nuevo libro.

No te voy a decir que todo estará mejor, pero sí te voy a decir que se pone bueno. Que habrá amor (en formas diferentes a las que te imaginaste), habrá helado de menta con chocolate, habrá libros, habrá perritos, habrá personas que valoren quién eres y lo que te gusta, habrá un hogar con muchos libros, habrá cartas, habrá respiros llenos de satisfacción, habrá magia.

Ñañi, mira… ¡estamos escribiendo nuestra historia, juntas!

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Daniela Tejas Miguez

Corredora, bordadora, chingona y bisexual. Feminista vs el fascismo, el racismo y la transfobia. En eterna búsqueda del placer, el goce, la magia y el buen té.